La octava edición del Mad Cool Festival estuvo marcada por luces y sombras. Lo que prometía ser una gran celebración musical en el nuevo recinto de Villaverde se convirtió también en un ejemplo de cómo los grandes eventos pueden generar tensiones fuera del escenario. Desde fallos técnicos en los primeros conciertos hasta quejas institucionales por los costes de seguridad y limpieza, el festival navegó con aciertos y desafíos una edición cargada de expectativas.

Fallos técnicos en la jornada inaugural

La primera jornada del festival comenzó con sobresaltos. Durante los conciertos del jueves, varias actuaciones sufrieron cortes eléctricos por sobrecalentamiento, lo que afectó a artistas como Gracie Abrams e Iggy Pop. Abrams optó por seguir su concierto a capela durante varios minutos mientras se resolvía la incidencia, en un gesto que fue muy celebrado por el público. Iggy Pop, por su parte, se mostró visiblemente molesto con los apagones, aunque finalmente pudo completar su set.

Pese a los contratiempos, la jornada se reencauzó gracias a la energía de Muse, que sustituyeron a última hora a Kings of Leon y lograron levantar el ánimo del recinto con un directo solvente.

El Ayuntamiento de Getafe exige compensaciones

Una vez finalizado el festival, el Ayuntamiento de Getafe anunció que exigirá al Mad Cool el pago de 50.000 euros en concepto de refuerzo de limpieza y seguridad. Aunque el evento se celebró en el distrito madrileño de Villaverde, el plan de movilidad activado por la organización provocó un alto impacto en zonas limítrofes del municipio de Getafe, incluyendo tráfico desviado, aumento de residuos y servicios municipales desbordados.

Las autoridades locales consideran que la organización del festival debe asumir estos costes, y aseguran no haber recibido respuesta a sus requerimientos formales hasta el momento.

Tensiones vecinales y problemas de movilidad

Más allá de las instituciones, los vecinos de barrios cercanos también mostraron su malestar. Se denunciaron altos niveles de ruido durante la madrugada, así como saturación en los accesos a la M-45 y falta de coordinación en los servicios de transporte público. Algunos residentes pidieron que el festival se celebre en futuras ediciones en un recinto mejor preparado para acoger eventos de estas dimensiones.

Desde la organización se defendió el dispositivo desplegado, que incluyó refuerzo de lanzaderas, Metro y Cercanías, además de zonas de sombra y puntos de hidratación para combatir el calor.

Un equilibrio entre espectáculo y gestión urbana

A nivel artístico, el Mad Cool volvió a ofrecer momentos destacados con artistas como Olivia Rodrigo, que conquistó al público con una actuación muy esperada, y Arde Bogotá, que demostró su consolidación en la escena nacional. La programación, centrada en sonidos pop y urbana, mantuvo una fuerte conexión con el público joven y logró llenar el recinto durante sus cuatro jornadas.

Celebrado en pleno mes de julio y dentro del área metropolitana de la Comunidad de Madrid, el Mad Cool se reafirma como uno de los festivales de mayor impacto del verano. Sin embargo, la edición de 2025 deja una reflexión pendiente sobre cómo conciliar la celebración cultural con una gestión territorial respetuosa y eficiente.

Modofestival es un magazine informativo y no forma parte de la organización de este evento.
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