Cruïlla 2026 vuelve a plantear su programación como un recorrido pensado para públicos distintos a lo largo de cuatro jornadas. De David Byrne a Mishima, el festival barcelonés articula un cartel que dialoga con generaciones, escenas y estados de ánimo, reforzando una identidad que lo vincula directamente con la ciudad de Barcelona y su diversidad cultural.

Lejos de una sucesión lineal de conciertos, el Cruïlla diseña cada día como una experiencia con personalidad propia. Una fórmula que le permite ampliar su alcance sin perder coherencia y que explica su evolución desde un evento orientado a públicos jóvenes hacia un festival transversal, capaz de reunir perfiles muy distintos en un mismo espacio.

Viernes: grandes nombres y deuda saldada con la escena actual

El viernes se perfila como una de las jornadas más equilibradas entre prestigio internacional y actualidad. El regreso de David Byrne, tras su recordada actuación de 2018, marca el pulso de un día que mira tanto al pasado como al presente. Junto a él aparecen nombres históricos como The Black Crowes o Bomba Estéreo, habituales en los grandes circuitos internacionales.

Ese mismo día se produce además el estreno de Alizzz en el Cruïlla, una incorporación largamente esperada que refuerza la conexión del festival con la escena contemporánea. Completan la jornada propuestas como Sampa The Great, Parquesvr y el formato más electrónico y rupturista de Zahara.

Jueves: la nostalgia como punto de encuentro

El jueves concentra buena parte del componente nostálgico del cartel. Bandas como Pixies, Garbage y Suede apelan a un público curtido que encuentra en el Cruïlla un espacio cómodo, reconocible y alejado de la saturación de otros grandes eventos.

En paralelo, el festival refuerza su vínculo con la escena catalana incorporando a Mishima y Mazoni, dos nombres clave que hasta ahora no habían formado parte del cartel. Una decisión que subraya la voluntad del Cruïlla de representar el tejido musical local sin relegarlo a un segundo plano.

Miércoles: relevo generacional y nuevas audiencias

La jornada de miércoles vuelve a orientarse hacia un público más joven, con artistas que conectan directamente con nuevas generaciones. Halsey, Reneé Rapp y Sen Senra encabezan un día pensado como puerta de entrada al festival, combinando pop, sensibilidad contemporánea y una fuerte presencia en el imaginario digital.

El cartel se completa con propuestas emergentes como Xicu, señalado como exponente de una nueva canción de autor en catalán, y Greta, uno de los nombres llamados a consolidarse dentro de la escena urbana actual.

Sábado: eclecticismo sin complejos

La jornada del sábado es la que mejor resume el carácter inaprensible del Cruïlla. Un día donde conviven figuras consolidadas como Jovanotti, Faithless o Jon Batiste con bandas de largo recorrido como The Hives o Two Door Cinema Club, junto a referentes locales como Rigoberta Bandini, Els Pets o La Ludwig Band.

Esta mezcla deliberada, que puede resultar desconcertante para quienes buscan etiquetas claras, es precisamente uno de los rasgos diferenciales del festival. El Cruïlla no persigue la homogeneidad, sino el cruce constante entre estilos, públicos y generaciones.

Un festival que se piensa desde la ciudad

Más allá de la música, el Cruïlla mantiene su apuesta por un modelo cultural ligado a la ciudad, con una programación que se completará con propuestas de comedia y arte. Una visión que refuerza su condición de festival urbano y su papel dentro del calendario cultural de Cataluña.

En 2026, el Cruïlla vuelve a demostrar que es posible diseñar un gran festival sin renunciar a la identidad, proponiendo cuatro jornadas diferenciadas que dialogan entre sí y que permiten a cada público encontrar su espacio.

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