La Isla 2025, el festival que todos quieren vivir

Solo 250 personas, barra libre y una isla privada: así es La Isla 2025, el festival que todos quieren vivir

En 3,3 minutos te lo leesPublicado: 14 de abril de 2025Puesto al día el 14 de abril de 2025Por Categorías: ArchivoEtiquetas:

Hay festivales donde te pierdes en la multitud. Y luego está La Isla. Del 13 al 15 de junio, 250 personas vivirán algo único en mitad del agua: barra libre, conciertos, glamping, actividades y conexión real. Música, naturaleza y libertad en estado puro.

Un lugar donde el tiempo se detiene

A solo una hora de Madrid, existe un rincón que durante tres días deja de ser parte del mapa. La Isla del Tío Faustino, en el corazón del Embalse del Burguillo, se transforma en algo más que un escenario: en una comunidad efímera, un campamento musical para adultos donde se viene a bailar, a compartir, a flotar, a parar el reloj.

Eso es La Isla 2025. Un festival sin colas, sin prisas, sin postureo. Solo gente con ganas de disfrutar, mirar al cielo, meterse al agua, probar cosas nuevas y dejar que la música lo impregne todo.

¿Qué pasa cuando llegas en barco a un festival?

Todo empieza con una barca. La travesía corta entre tierra firme y la isla marca el cambio de código. Lo que viene después es sencillo y perfecto: barra libre de 13:00 a 21:00 (cervezas, rebujito, tinto de verano, refrescos), comidas incluidas, actividades para todos los cuerpos y almas, y sí, también conciertos, pero sin agobios ni solapes ni carreras.

Es un fin de semana en el que lo tienes todo, sin tener que pensar en nada. Y esa sensación de ligereza —de que todo fluye, de que no hay nada urgente— es el verdadero lujo.

Una edición limitada al placer de lo pequeño

250 personas. Ni una más. Es el número que marca la diferencia. Aquí no hay espacio para la masificación ni para perderte entre miles. Aquí te encuentras. Con los demás. Contigo mismo. Con la música a unos metros. Con el agua a un paso. Con el ritmo justo.

Y esa limitación lo cambia todo. Las conversaciones fluyen. Las amistades se hacen rápido. Los bailes se comparten. No hay prisa por llegar, porque todo está cerca. Y esa cercanía emocional es la esencia del festival.

Glamping para quienes quieren desconectar (pero bien)

Puedes llevar tu tienda, claro. O puedes dejarlo en manos del festival y elegir una de las opciones de glamping: tipis grandes, colchones cómodos, ropa de cama limpia y esa sensación de que el campamento puede ser también bonito, cálido, especial.

La organización lo tiene claro: esto va de cuidarte. De que no falte nada. Y por eso el 65 % del glamping ya está reservado. Porque a veces, el plan perfecto es dormir con estrellas, pero con colchón.

Música sí, pero también risa, movimiento y juego

La Isla no se entiende solo como un festival. Aquí la programación mezcla conciertos con clases de pole dance, esgrima, paddle surf, yoga, juegos y lo que surja. Porque no hay escenario sin cuerpo. Y porque moverse, probar, reírse y participar también es parte del viaje.

El cartel aún es un secreto bien guardado, pero en La Isla los nombres no son lo más importante. Lo importante es cómo suena cuando estás descalzo. Cuando estás en bañador. Cuando estás en el agua, flotando, y alguien empieza a cantar. Eso.

Una comunidad que repite (y agota entradas)

Los abonos para isleñxs de otras ediciones ya están agotados. El 80 % del aforo general ya voló. ¿Por qué? Porque quien ha estado, vuelve. Porque esto no se parece a nada. Porque es más que un festival: es una historia que vives y luego cuentas todo el año.

En La Isla no vas a ver una pantalla gigante. Vas a ver miradas, abrazos, chapuzones, hogueras, siestas bajo los árboles y una canción que suena mientras el sol se esconde.

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